Nibiru no solo existe, sino que visita la Tierra periódicamente. Exactamente cada 3600 años. Ahora está cerca, muy cerca, y el poder lo sabe y lo esconde porque solo pueden salvarse unos pocos. Los demás hombres, ya están condenados a muerte.
Primero lo hará Ajenjo, y, casi inmediatamente, la gran montaña ardiente, la que abrirá las puertas del abismo y liberará la última gran plaga.
El tiempo se acaba. Las grandes potencias han construido en el más riguroso secreto refugios a gran profundidad para salvar a parte de la especie; pero la inmensa mayoría de los hombres están condenados.
Sin embargo, queda un hombre, un asesino profesional, que conoce todo lo necesario para salvar, tal vez, a unos pocos, aunque a él le interesa, de entre todos los hombres, uno solo.